-¡mira la hora!, ¿Qué piensas quedarte ahí dormido todo el día?¿que no piensas ir a la escuela?
El niño adormilado se sentó a la orilla de la cama mirando al suelo, la madre continuó.
-Te he consentido demasiado, siempre permitiéndote llegar tarde al colegio, definitivamente te falto sufrir, a mí mis padres me castigaban una semana por cada minuto que me retrasaba. La madre se enfureció cuando el niño permaneció sentado, con la mirada fija en el suelo -si tú me ignoras, yo también lo puedo hacer- dijo antes de salir de la habitación.